Descubrir los hoteles particulares es admirar la belleza de su arquitectura, entender la historia de la ciudad y sumergirse en sus costumbres y art de vivre.
Es también conocer la historia de sus habitantes y los secretos de la ciudad… No siempre fueron nobles o burgueses quiénes los habitaron; “cocottes”, “mondaines” y “demi-mondaines” de éxito tuvieron también su hotel particular en la belle époque, adquiridos por ellas mismas o por la generosidad de sus “protectores”.
Los hoteles particulares son una demostración de la riqueza económica y cultural de París. La palabra hotel se empieza a utilizar en la Edad Media para designar a las grandes residencias que no son palacios ya que estos pertenecen a la realeza, ni casas porque éstas pertenecen a la burguesía.
En la ciudad de París llegaron a existir cerca de dos mil hoteles particulares pero actualmente solo quedan unos cuatrocientos. Con el tiempo se han convertido en museos, sedes de embajadas, de ministerios, residencias del presidente de la República o del presidente del Gobierno. Otros han sido adquiridos por grandes empresarios franceses, algún millonario ruso o grandes fortunas árabes.
Lo que define al hotel particular es el ser una residencia ocupada por una familia y su servicio doméstico. El edificio dispone siempre una zona noble que se sitúa entre un patio y un jardín. En general, cerca de la calle se sitúan las cocinas, despensas, caballerizas y habitaciones de servicio de esta forma se preserva de ruidos y de olores la zona noble… pero esto son solo las reglas, las excepciones vienen provocadas por el terreno y el presupuesto a la hora de construirlos.
El talento del arquitecto consiste en adaptar un edificio un terreno más o menos irregular o limitado, dando satisfacción a una contradicción: la de construir un edificio para ser visto y pero también para vivir al abrigo de las miradas. Porque esta es la esencia del hotel particular demostrar el éxito de su propietario pero preservando la intimidad del hogar… Y es esta contradicción y la maestría de los arquitectos las que han hecho de estos palacios lugares extraordinarios, las joyas ocultas de París.